MOVIMIENTO SOMÁTICO ACUÁTICO
¿QUÉ ES EL MOVIMIENTO SOMÁTICO ACUÁTICO?
La exploración de Movimiento Somático en Agua es una práctica corporal consciente donde emergen las cualidades terapéuticas y sensoriales del medio acuático. Se basa en la exploración interna del cuerpo desde la experiencia vivida —más que desde la forma externa—, facilitando procesos de autoconocimiento, reorganización senso motora, y conexión profunda con uno mismo.
El Movimiento Somático en Agua puede practicarse de forma individual, en dúo, triadas, o en grupo, y está dirigido a personas de todas las edades interesadas en cultivar una relación más íntima, sensible y fluida con su cuerpo y su historia.
En el medio acuático, el cuerpo se encuentra inmerso en un entorno de gravedad reducida, donde la flotación ofrece un soporte tridimensional que distribuye el peso de manera distinta a como es habitualmente en la tierra. Al mismo tiempo, el agua ofrece una cualidad de adaptabilidad, que responde en tiempo real a la velocidad, dirección y calidad del movimiento, brindando un feedback propioceptivo continuo.
Esta combinación de soporte y resistencia crea un entorno óptimo para el aprendizaje neuromotor y la reorganización del tono muscular pues basicamente estamos al estimulando respuestas más equilibradas para el sistema nervioso autónomo. Cuando tenemos una tonicidad innecesaria, con la práctica tiende a disminuir, emergiendo una calidad de movimiento más fluida, espontánea y autorregulada. En este estado acuático, podemos explorar secuencias de movimiento no son accesibles en la tierra (suelo firme) debido al cambio gravitacional, especialmente aquellas relacionadas con los patrones neurologicos tempranos que emergieron en ambientes acuáticos durante las fases evolutivas y embrionarias.
Por otro lado, la relación constante con la presión y la densidad del agua estimula el sistema vestibular y propioceptivo, modulando nuestra orientación espacial, el equilibrio interno y la percepción de límites corporales. Para mi, estas experiencias facilitan una escucha somática más profunda, en la que el cuerpo se siente desde adentro, en diálogo directo con su organización interna y sus memorias celulares.
MI PROPUESTA
El Movimiento Somático en Agua que propongo no responde a una técnica codificada ni a una metodología cerrada proveniente de una sola escuela. Es el resultado de una investigación personal y continua que vengo desarrollando desde el año 2017, donde confluyen diversas corrientes del trabajo corporal integrando específicamente principios del Body-Mind Movement, la Improvisación de Contacto y el Toque Somático entre otras influencias que han nutrido mi práctica y mi comprensión del cuerpo como sistema vivo, sensible y en transformación constante.
Cada sesión, encuentro o laboratorio es una oportunidad para seguir observando, cuestionando y profundizando en la relación entre cuerpo, agua, percepción y presencia.
Actualmente existen múltiples aproximaciones al trabajo corporal en agua —terapias acuáticas, disciplinas somáticas, técnicas de flotación y prácticas meditativas — las cuáles valoro profundamente. Sin embargo, lo que ofrezco no pretende replicar una técnica específica, sino abrir un espacio de exploración donde el agua se convierte en un terreno fértil para el desarrollo de la percepción interna, la escucha sensorial y la emergencia de patrones primarios de organización neuromotora.
Mi enfoque parte de una visión del cuerpo como paisaje vivo de memorias celulares, donde la práctica acuática permite el acceso a capas profundas de sensibilidad y reorganización, tanto a nivel físico como emocional y relacional. El agua, con su sostén, su fluidez y su lenguaje propio, se convierte en aliada y maestra en este proceso.
Cada experiencia es única, co-creada en el presente con el entorno, con la persona o el grupo, y con el momento del ciclo vital en el que nos encontramos. Es una práctica viva, en diálogo constante con el cuerpo, con el agua y con el misterio del movimiento.
¿EN QUÉ SE DIFERENCIA LAS PRÁCTICAS DE MOVIMIENTO SOMATICO EN AGUA DE LAS TERAPIAS ACUÁTICAS 1:1 ?
Aunque parte de mi trabajo en el agua es también el trabajo 1:1, especificamente de la técnica Janzu, la cuál reconozco y practico como parte de mis servicios de terapias acuáticas individuales, es importante para mi poder diferenciar claramente sus fundamentos del enfoque que propongo en los espacios de aprendizaje de Movimiento Somatico Acuático.
En el Janzu y otras formas de terapia acuática 1:1, el rol del facilitador es activo; es decir, movemos al flotante, guiando su cuerpo a través de secuencias específicas de movimiento, siempre a la escucha de las necesidades del flotante, observando cautelosamente hasta donde podemos facilitar la experiencia ( qué tantas inmersiones, velocidad, sostén etc) En este caso el flotante por su parte asume una actitud de entrega total, dejándose llevar sin necesidad de tomar decisiones activas en el proceso ademas de gestionar su respiración. Esta relación es principalmente unidireccional, y el trabajo recae sobre el saber, escucha y la acción del facilitador.
En contraste, el Movimiento Somático Acuático que propongo se basa en una lógica distinta: no es una técnica de conducción, sino una exploración activa de acompañamiento desde la percepción del propio cuerpo. Aquí, el facilitador no mueve al otro más que en casos específicos, más bien sostiene un espacio de acompañamiento y contención que favorece la autonomía, la autoexploración y el descubrimiento personal del flotante. Se trata de una práctica en la que el movimiento surge desde adentro, guiado por la sensibilidad, la respiración, la curiosidad y el diálogo con el agua.
El énfasis está puesto en la agencia del cuerpo que explora, en su capacidad de reorganizarse y encontrar nuevas maneras de habitar el espacio acuático, sin depender de la intervención externa. El rol del facilitador es sutil y no directivo, ofreciendo eventualmente apoyo físico o propuestas somáticas que estimulen la percepción, pero siempre respetando los tiempos y las respuestas del organismo.
Desde esta perspectiva, el Movimiento Somático Acuático se convierte en un laboratorio vivo donde se despliegan procesos de autorregulación, integración sensorial y reencuentro con patrones primarios de movimiento, en un entorno que potencia la presencia y la conexión con uno mismo.